jueves, 18 de febrero de 2010

"Fuego en Castilla" de José Val del Omar (1958)

El cine al que la gran mayoría de espectadores están acostumbrados a visualizar es completamente narrativo, con un lenguaje cinematográfico muy definido y codificado. Son películas en las que sus estructuras están concebidas para que el espectador siga una trama linealmente, y vea un avance temporal y de situaciones en la acción. Pero el cine no tiene que ser obligatoriamente narrativo, existen otras formas de expresión en este maravilloso arte que pueden funcionar, huyendo de la más estricta convencionalidad. Fuego en Castilla de José Val el Omar es uno de los films más representativos en este sentido. Está fuera de la mayoría de ámbitos comerciales y es netamente experimental, con una narración abstracta que evoca a la poesía. Su tema central es la vida y la muerte, y su puesta en escena son imágenes religiosas con peculiares sonidos y una extraña voz en off. Aquí es donde reside la grandeza de este film, porque sumerge al espectador en un mundo surrealista de sensaciones abstractas, con una gran belleza plástica y con sentido conceptual de la dicotomía existencial entre lo espiritual y la carnalidad más tangible. Sus imágenes muestran constantemente a vírgenes y santos religiosos, y en ocasiones se pueden contemplar seres espectrales en forma de calavera que remiten a una apasionada vida y a una atroz muerte. Su ritmo es pausado dando importancia al fluir del tiempo. Se mezcla al mismo tiempo con los movimientos de las figuras que van apareciendo en pantalla. Nada está desequilibrado, ni en su ritmo narrativo ni en su forma conceptual. Al final del film unas bella flores aparecen en escena, dando a entender que la romántica vida vence a la muerte.
Se puede hacer cine de calidad sin ser nada convencional, y este inclasificable film lo demuestra.

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