martes, 2 de junio de 2020

"Más dura será la caida", ("The harder they fall", Mark Robson, 1956).

El periodista deportivo Eddie Willis junto con una red de promotores mafiosos, (brillantemente presentados uno a uno y sin diálogos), llegan a un gimnasio clandestino donde van a conocer a un inexperto boxeador de dos metros llamado Toro Moreno al que quieren hacer campeón amañando los combates.
Con esta maravillosa presentación de personajes de cinco minutos de duración, el director Mark Robson nos introduce magistralmente en una de las grandes obras maestras sobre boxeo de la historia del cine, donde lo critica abiertamente junto al periodismo. El periodista, interpretado brillantemente por un envejecido Humphrey Bogart en la que fué su ultima película, (murió al año siguiente de cáncer), está en el paro porque su periódico ha cerrado. Toda su vida trabajando dignamente por un sueldo decente para nada. Decide entonces sin gustarle, dejar a un lado la honestidad y dejarse arrastrar por ganar mucho dinero. Por eso decide corromperse aceptando promocionar publicitariamente con falsedades al inocente boxeador. Todo está preparado, con un bus incluido con la imagen de Toro recorriendo las calles. Comienza a ganar combates, todos amañados, Toro piensa que los gana de verdad. Eddie es consciente de lo que hace y no le gusta, pero está cabreado con el sistema, porque la decencia le ha conducido al fracaso profesional. La cámara se detiene en primer plano mostrándonos su rostro en silencio y observamos su malestar. Se debate a si mismo entre si es ético el todo vale para forrarse de dinero y la honradez. La red mafiosa solo quiere enriquecerse a cualquier precio, él en cambio siempre duda, pero continúa. Después de que un contrincante muera en un combate, Toro quiere abandonar, pero Eddie decide contarle la verdad sobre sus falsas victorias. Es la única forma que tiene de convencerle para el último combate contra el campeón de los pesos pesados. Sino pelea la red mafiosa no les pagará su motín a ambos. Logra convencerlo, tiene que dejarse perder ahora él, porque el campeón no quiere perder. Llega el día del gran combate y en una extraordinaria secuencia que nos transmite una sensación de realismo asombrosa, Toro no se dejará perder, su honor está antes que la derrota finjida. Acaba recibiendo una brutal paliza. Eddie quiere recibir el dinero pero descubre que a Toro  le van a pagar una miseria. Esto ya es demasiado para él, su conciencia en un estremecedor y bondadoso final hará que su parte del dinero se la acabe dando a Toro. Se ha redimido, su debate interno ha vencido de parte de la honestidad. Ha decidido además escribir sobre la falsedad e indeciencia del boxeo y aprovechar su profesión para delatar a la red mafiosa. Ya no quire más mentiras. Le puede costar la vida, pero le da igual, prefiere ser honrado. El bien tiene que estar por encima del mal. Todo está podrido pero intentar cambiarlo es posible.
 Un extraordianario final para una obra maestra, que además sirve de cierre para la legendaria carrera del único e irrepetible Humphrey Bogart.

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