domingo, 31 de mayo de 2020

"El hombre que ríe", ("The man who laughs", Paul Leni, 1928).

El rey Jacobo II de Inglaterra  junto con su bufón deciden castigar a un noble. Venden a su hijo a unos compradores de niños que le desfiguran la cara dejándole una sonrisa perenne de por vida. Este es a su vez abandonado por estos crueles comerciantes, y es adoptado junto con una níña ciega que encuentra por el camino, por un empresario y su genuino perro de un circo de mounstruos ambulante.
Con este argumento Paul Leni uno de los primeros realizadores alemanes que se exiliaron a Hollywood huyendo del nazismo, va a firmar su gran obra maestra enmarcado dentro del cine expresionista adaptando a su vez la gran obra de Victor Hugo del mismo título. Género que ya en su país había tenido gran éxito con "El hombre de las figuras de cera" y que en Hollywood con la contratación por parte del gran jefe de la Universal Carl Laemmle había seguido triunfando con la gran "El legado tenebroso" y sobretodo con la película que nos ocupa "El hombre que rie". Conrad Veidt que ya había alcanzado la fama por sus interpretaciones en las obras maestras de Robert Wiene "El gabinete del dr. Caligari", y " Las manos de Orlac", interpreta  al niño ya de mayor mostrando su desfigurada sonrisa en el circo ambulante en una obra llamada "El hombre que rie" (su rostro forma ya parte de la iconografía de la historia del cine siendo la clara inspiración para la creación del posterior Joker de Batman). Interpreta magistralmente al desfigurado exagerando siempre su locura que padece a través de su mirada y sonrisa. Leni nos lo sumerge en una oscuridad de sombras y un caos extraordinarios en su macabra feria. Siempre está repleta de gente porque es la forma de manejar al pueblo ofreciéndole este tipo de espectáculos. En cambio la corte monárquica nos la muestra aburrida y sin movimiento, (hasta la aristocracia misma se duerme viendo un concierto). Dos mundos muy diferentes. Una duquesa odia la vida aristocrática y se deja seducir por la plebe. En una maravillosa secuencia es hasta manoseada por las masas. Acaba viendo el rostro del desfigurado en su espectáculo de "El hombre que rie" y queda fascinada por él. Deseo y miedo al mismo tiempo.  Quedarán juntos una noche pero él la rechaza porque en realidad está enamorado de la ciega.  Pero gracias al bufón, que se convierte claramente en el villano de la función, se descubre la anterior y nobiliaria identidad de "el hombre que rie" y la reina, (la heredera del rey Jacobo II), quiere casar a la duquesa con él como castigo por relacionarse con la plebe. Él es secuestrado y obligado a casarse. Para ella solo es morbosidad y él no la acepta lógicamente, quiere a la ciega porque ella lo ama tal y como es, y nunca se rie de él. Leni entonces nos va a conducir a un espéctaculo maravilloso en el desenlace. Nos va a ofrecer unas secuencias repletas de acción y movimiento que nos remite a una película de aventuras de capa y espada. Él se fuga de la corte y busca a su amada por el pueblo y la feria y la acabará recuperando en un gran final feliz. Tendremos un duelo a espada en lo alto de un tejado, persecuciones entre las masas y una brutal muerte del villano por parte del perro. Un final perfecto de gran emoción y espectáculo.
La corta carrera de Paul Leni por su prematura muerte de sepsis en 1929, y que nunca llegó a tener el reconocimiento, ni tanto talento en mi opinión, como los grandes maestros expresionistas Robert Wiene, F. W. Murnau, Fritz Lang o G. W. Pabst, hacen que hoy en día sea un director injustamente olvidado, pero nos dejó aqui su gran obra maestra.

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