sábado, 19 de diciembre de 2009

"Blueveard's eight wife" (La octava mujer de barba azul) de Ernst Lubitsch (1938)

Divertida, maravillosa, genial, otra obra maestra del genio donde muestra todo su talento una vez más. Es la película de Lubitsch que más gags tiene, van sucediéndose uno detrás de otro con un sentido del espacio y del tiempo perfectamente equilibrados, en un relato de diferencias sociales y culturales entre un americano multimillonario que es torpe, y piensa que todo se puede comprar con dinero, y una francesa fina y educada que piensa que es más inteligente por ser francesa. En realidad el film plantea lo que los europeos pensamos de los americanos, que son poco refinados y que con dinero lo arreglan todo comprando lo que quieren a su antojo, y lo que los americanos piensan de nosotros que vamos de superiores y les podemos mirar por encima del hombro. Lubitsch juega con estos tópicos y lo lleva a su terreno, al de las relaciones entre la pareja protagonista con su mítica sutilidad en todo, desde los geniales diálogos, hasta la maravillosa puesta en escena, cuidando todos los aspectos del encuadre y del espacio con un sentido inigualable, donde juega a la perfección con las habitaciones donde pasa la acción en las que parece que estemos en ellas de verdad, por como cuida hasta el más mínimo detalle, como en la famosa y maravillosa secuencia del pijama donde la tienda está muy conseguida, o la secuencia de la playa donde utiliza todo lo que puede haber en una playa dándole una verisimilitud muy real. Todas las situaciones són divertidísimas con unos gags perfectamente pensados, con un manejo en la puesta en escena a la hora de llevarlos a la pantalla ejemplar demostrando la maestría de poner un guión en imágenes utilizando todos los recursos que el lenguaje cinematográfico tiene, incluyendo momentos de cine mudo que domina muy bien donde se nota que fue un gran director de la época silente. Destacar también a Gary Cooper y a Claudette Colbert que están estupendos con una naturalidad en sus personajes que les hace encajar perfectamente en la cinta. Secuencias como la del pijama han pasado a la historia del cine con total justicia, por como Lubitsch nos da tanta información de los personajes en una situación tan absurda, y encima la sabe hacer muy divertida manejando todo lo que tiene alrededor de la tienda y utilizando unos diálogos irónicos geniales, que como siempre los cuidaba con mucho detalle encajando muy bien en el ritmo de la película. Es una comedia maravillosa como tantas otras obras en la carrera de Lubitsch, demostrando que cuando hay tanto talento detrás de la cámara, se pueden hacer obras de arte que saben pasar muy bien la barrera del tiempo y que jamás pasarán de moda.

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