domingo, 20 de diciembre de 2009

"El doctor Arrowsmith" de John Ford (1931)

Film menor de Ford en el que recurre a su habitual tema del mundo de los doctores de medicina. El estilo narrativo del gran maestro ya está bastante bien consolidado en esa película, utilizando al máximo la economía de medios en la acción, con elipsis muy bien construidas como el gran inicio de la cinta donde en tan solo tres minutos nos muestra a la familia antecesora del doctor Arrowsmith viajando hacia el oeste cuando él aún no había nacido, después a él de niño con su padre y ya de mayor con el científico que será su maestro, y acaba mostrándonos al doctor ejerciendo ya la medicina. Esto solo han sido capaces de hacerlo los grandes directores de cine clásico, con un dominio del lenguaje cinematográfico magistral aprendido durante muchos años de oficio en el cine empezando desde abajo del todo. En este inicio del film también cabe mencionar la presentación del doctor, pues no le vemos la cara hasta que empieza a trabajar de médico, porque empieza a sentirse realizado y en este sentido Ford juega muy bien con la iluminación al oscurecer su figura cuando se le muere una niña a causa de difteria y llega a su casa fracasado, y en cambio darle mucha luz cuando las cosas le van bien. Este manejo de la puesta en escena está muy conseguido, al igual que la narración sencillamente bien contada y equilibrada, pero el film queda un poco castigado en su recta final donde las situaciones derivadas por la peste son demasiado ingenuas y los nuevos personajes que salen en esta parte no están muy bien desarrollados, como el personaje de Myrna Loy que se acuesta con el doctor sin mucho sentido ya que el doctor está muy enamorado de su mujer. Aún así es un muy considerable film de su autor, que aunque este lejos de sus grandes obras maestras ya tiene muchos de los grandes rasgos que harían de Ford un grandioso maestro del séptimo arte.

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