jueves, 28 de mayo de 2020

"Alarma en el expreso", ("The lady vanishes", Alfred Hitchcock, 1938).

Un tren llega con retraso y los pasajeros han de hospedarse en un hotel. Por la noche escuchamos a un músico entonar una canción y obserbamos como una anciana,(maravillosa e inolvidable Dame May Whitty), se la memoriza, acto seguido  el músico es asesinado, solo los espectadores hemos visto el asesinato, (sabemos más que los petsonajes, como siempre en el cine de Hitch). Con esta larga y reposada secuencia de más de 20 minutos de duración, el maestro Alfred Hichcock nos ha presentado a todos los personajes de la función y nos ha introducido en el suspense con un asesinato y una extraña canción. Pero se acabó la tranquilidad, Hitch nos mete de lleno en el tren a un ritmo vertiginoso. La anciana desaparece misteriosamente del vagón donde se alojaba, y solo una joven compañera de vagón parece haberse dado cuenta y pregunta donde está, pero nadie parece haberla visto nunca y la toman por loca. El tren sigue a toda marcha, dos pasajeros se quejan de que no llegarán a tiempo a ver el último partido por culpa de los retrasos a causa de la supuesta locura de la joven, (es el tradicional toque de humor del maestro que va a repetir durante todo el metraje). Al fín un joven seductor le toma en serio a la chica. Investigan por todo el tren. Los espectadores seguimos teniendo más información que supuestamente los personajes, al saber que ella dice la verdad de la anciana porque nosotros la hemos visto. Después de varias advertencias de suspense, como la de una larga secuencia en un vagón de mercancía con el material de magia de un mago, y un misterioso intercambio de pacientes, descubrimos que es un complot internacional de espionaje. Los pasajeros que fingian no haber visto nunca a la anciana estaban en complot. La cancioncilla del principio era un mensaje secreto, el clásico "macguffin" de Hitch, (elemento de suspense para hacer avanzar la trama). El tren sigue a toda velocidad y así se salvarán los protagonistas de los villanos huyendo y llegando a la frontera. El mensaje está a salvo y en un extraordinario final vemos que los dos pasajeros que se quejaban por el retraso se quedan finalmente sin partido porque se ha suspendido, (cierre perfecto a la narración humorística del relato), y sobretodo porque vemos a la ancianita tocando la canción secreta a piano cuando pensábamos que había fallecido. Nos causa la misma sensación sorpresiva en su reconfortante aparición que cuando desapareció. No se puede finalizar mejor la película.
Una de las grandes joyas de Hitchcock de su etapa inglesa.

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