jueves, 28 de mayo de 2020

"El moderno Sherlock Holmes", ("Sherlock JR", Buster Keaton, 1924).

Keaton interpreta a un fracasado proyeccionista de una sala de cine, y sueña con ser detective. Con este planteamiento comienza una de las obras más perfectas y maravillosas del genio de Keaton. Totalmente inspiradora para films posteriores tan diferentes como por ejemplo, la obra maestra de Lang, "La mujer del cuadro", o la magnífica "La rosa púrpura del Cairo" de Woody Allen.
Como siempre en Keaton su personaje intenta conseguir a la chica protagonista, y después de perderla al acusarle injustamente de haber robado un reloj, se queda dormido mientras poyecta una película policiaca de Sherlock Holmes. Aqui comienza una de las mejores secuencias de toda la obra de Keaton. Ya soñando se mete literalmente en la pantalla de cine de la película que está proyectando, e interactua con lo que va sucediendo dentro de ella. Los cambios de plano de ella, le afectan físicamente uno detrás de otro. Una auténtica maravilla de combinación de su agilidad y de montaje cinematográfico. Es el cine dentro del cine. Él ahora es Holmes y los personajes y la trama detectivesca son parecidas a las de su vida real. Investiga el caso de unas joyas robadas. Continúa dentro de la pantalla. Descubre fácilmente al ladrón escondiéndose en su coche, y consegue huir en motocicleta y después en automóvil en unas espectaculares secuencias con unos gags otra vez como antes, de una perfección y una creatividad inigualables. Vuelve a interactuar con todo lo que tiene alrededor rozando el peligro constantemente y logrando salvarse en el último instante. Como no podía ser de otra manera acaba salvando a la chica y venciendo al villano. Y al despertarse de su gratificante sueño y volver al mundo real, la chica ha descubierto que él no era el ladrón del reloj. También consigue a su amor ahora, y Keaton finaliza con un antológico gag del proyeccionista imitando lo que hace Sherlock con su chica en la pantalla. El cine ha sido la gran inspiración de nuestro protagonista y gracias a la intertextualidad con él, ha conseguido que sus grandes sueños se hagan realidad. Ya no es un fracasado, es un triunfador.
Una de las grandes obras maestras de Keaton y de la historia del cine.

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